SANTO DOMINGO / ALEJANDRÍA — Durante más de dos décadas, Kathleen Teresa Martínez (Santo Domingo, 1966) ha reorientado su vida profesional —de abogada a arqueóloga exploradora— para perseguir uno de los secretos más duraderos de la historia: la localización de la tumba de Cleopatra VII.
Una teoría poco convencional
Mientras muchos egiptólogos centran sus búsquedas en Alejandría, Martínez propone que Cleopatra no fue enterrada en su ciudad natal, sino en el complejo del templo de Taposiris Magna, unos 30-45 km al oeste de la costa alexandrina.
Martínez ha reinterpretado antiguos textos clásicos, mapas y datos arqueológicos para sostener que Cleopatra, como encarnación de la diosa Isis, pudo optar por un templo dedicado a esa divinidad como su lugar final de descanso.

Hallazgos recientes: pistas bajo el agua y en tierra
En los últimos meses, su equipo dio un paso decisivo: identificaron un puerto sumergido frente a las ruinas de Taposiris Magna. Este hallazgo, detallado por National Geographic, incluye estructuras alineadas, pisos pulidos, columnas aún visibles y anclas, elementos que habrían funcionado en la época de Cleopatra.
Junto a ello, se han recuperado importantes objetos terrestres: más de 330 monedas de bronce con el rostro de Cleopatra VII, fragmentos cerámicos rituales, lámparas antiguas, amuletos y lo que podría ser un busto de la reina.
Otro hallazgo relevante fue el descubrimiento, en exploraciones anteriores, de un túnel subterráneo de aproximadamente 1.305 metros debajo de Taposiris Magna, que conectaría las estructuras del templo con el litoral. Martínez considera que este túnel podría haber sido empleado para transportar el cuerpo de la reina desde la costa hasta su lugar de sepultura.

Dudas, críticas y cautela arqueológica
A pesar del entusiasmo que suscitan estos descubrimientos, no hay consenso académico. Algunos expertos ponen en tela de juicio la identificación del busto como Cleopatra, ya que aparentemente sus rasgos difieren de representaciones reconocidas y sugieren que podría tratarse de una princesa o noble de la dinastía ptolemaica.
El exministro egipcio de Antigüedades Zahi Hawass llegó a afirmar que el busto tiene más características romanas que egipcias, y que su atribución a Cleopatra es prematura.
Asimismo, la ausencia hasta ahora de documentación textual antigua que respalde la hipótesis —que Cleopatra fue enterrada en un templo fuera de Alejandría— mantiene abierta la posibilidad de que la búsqueda de Martínez, por brillante que sea, siga siendo interpretativa.

Una dominicana en la vanguardia del misterio
Kathleen Martínez dirige la misión arqueológica egipcio-dominicana en Alejandría, y desde 2005 ha trabajado sin descanso en el sitio de Taposiris Magna.
Aunque comenzó su formación como abogada especializada en criminología, en los últimos años ha liderado excavaciones, gestionado permisos, recaudado fondos y captado atención internacional para su proyecto.
Además, para fortalecer su proyecto, ha colaborado con Robert Ballard, el conocido descubridor del Titanic, quien se unió como guía para las exploraciones submarinas.
El interés mediático que ha generado su travesía culmina en el reciente estreno del documental Cleopatra’s Final Secret, producido por National Geographic, que expone estas exploraciones y hallazgos con imágenes del trabajo arqueológico.
Lo que viene: próximos pasos y expectativas
Martínez mantiene un compromiso férreo: “no voy a parar”, según declaraciones recogidas en medios. Para ella, ubicar la tumba de Cleopatra es “cuestión de tiempo”.
El equipo planea continuar exploraciones tanto en tierra como bajo el mar, explorando zonas no excavadas alrededor del templo y adentrándose en nuevas áreas submarinas en busca de cámaras ocultas.
El hallazgo podría reescribir capítulos de la historia egipcia y Ptolemaica, y otorgar a una voz latinoamericana —la de Martínez— un lugar en el panteón de las exploradoras del pasado.
Con información e imágenes de:
PBS
ABC7 Chicago
People.com
Dominican Today
Artnet News
National Geographic